Hace 10 años que el programa Mercosur Social y solidario empezó para construir un Mercosur más social. Una mirada sobre los 10 años de uncontexto histórico del MERCOSUR y el PMSS – su evolución: 

Hace 10 años que el programa Mercosur Social y solidario empezó para construir un Mercosur más social. Una mirada sobre  los 10 años de un contexto histórico del MERCOSUR y el PMSS – su evolución: 

 El MERCOSUR surgido del Tratado de Asunción (1991) nace con supremacía de una mirada económica y comercial, que no valoró suficientemente potencialidades de la región tales como: la homogeneidad cultural, los efectos sociales semejantes frente a la globalización; sus intereses medioambientales comunes; y la necesidad de construir autonomía frente a otros bloques dominantes (EEUU, UE, Asia, etc.). En este marco, por supuesto no consideró la posibilidad de una participación más activa  de sus sociedades en la construcción del proceso integrador. 

 Es a partir de este diagnóstico,  que el Programa MERCOSUR Social y Solidario (PMSS) surge (2004) como una iniciativa de la sociedad civil, integrada entonces por 17 ONGs de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay; y articulando en torno a sus acciones a más de 150 Organizaciones y Movimientos sociales  de Base de la región MERCOSUR con la propuesta de: 

  •  Instalar la dimensión social en el proceso de integración regional, recuperando lazos históricos comunes, la diversidad cultural y la capacidad de movilización de las organizaciones y movimientos sociales; 
  •  Fortalecer a los actores sociales locales de base en el ejercicio activo de la ciudadanía, promoviendo su capacidad de incidir en el proceso de integración regional, colocando sus temas y demandas como parte de las agendas y aportando propuestas para las resoluciones que forman parte del mismo. 
  •  Aportar a la consolidación y profundización de la democracia participativa en los países del Sur, desde una perspectiva en la que el desarrollo de la igualdad política,  es inseparable de la equidad social, es decir,  de una mínima igualdad de condiciones para todos.  

 A lo largo de estos años el MERCOSUR ha tenido que hacer frente a numerosos desafíos que le ha presentado el contexto mundial y regional. Las crisis provocadas por las políticas neoliberales  de los años 90 con sus terribles consecuencias políticas, económicas y sociales, las dificultades planteadas por las asimetrías existentes entre los países de la región,  son solo una muestra de los avatares por  los que ha debido transitar el bloque a lo largo de 28 años desde que Argentina y Brasil, firmaran el acta de Foz de Iguazú (año 1985). Con la normalización de la participación de Paraguay a partir de las elecciones democráticas realizadas en abril del 2013 y la incorporación efectiva de Venezuela a partir de junio de 2012, el Bloque ha quedado integrado por: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela como Estados partes. Si bien Bolivia firmó su adhesión en diciembre de 2012 aún no ha sido ratificado por los países miembros; y mientras que Chile, Colombia, Perú y Ecuador participan con el status de países  Asociados, México lo hace desde el año 2004 como país observador.  

Resulta evidente que la coyuntura pol咜ica de gobiernos progresistas y la consolidaci de la UNASUR  como una herramienta pol咜ica eficaz  para garantizar y afianzar los procesos democr疸icos en Latinoam駻ica, han jugado a favor de consolidar la iniciativa. La regi supone una poblaci conjunta que supera los 200 millones de habitantes asentados en una superficie de casi 15 millones de kiletros cuadrados y con una importante riqueza en bienes  naturales; esto sin duda la convierte en un espacio privilegiado en el 疥bito de Am駻ica Latina. 

El MERCOSUR sin dudas ha crecido notablemente no solo en institucionalidad, sino tambi駭 en su comercio  intrarregional; y si bien durante 2013 las exportaciones totales del MERCOSUR se redujeron 0,8%,  el comercio entre los pa﨎es del bloque alcanz US$ 61,7 mil millones.

No obstante esto, el impacto de la crisis mundial sobre la economía de los países más grandes ha provocado una desaceleración en el crecimiento de la economía brasileña; y ha determinado la adopción de medidas proteccionistas por parte de Argentina, lo que de alguna manera  explica la caída del comercio intrabloque, agudizando además las asimetrías existentes, y agregando a las dificultades inherentes a la propia dinámica de la integración, las surgidas de los factores coyunturales. Si bien hasta el momento y más allá de las tensiones que esta realidad ha provocado, los gobiernos siguen manifestando su voluntad de superarlas mediante la profundización del proceso de integración; es verdad que les coloca en una agenda cada vez más imperiosa la necesidad de buscar soluciones alternativas. Sin dudas tanto su  dinámica interna (incorporación efectiva de Venezuela, los recambios de los nuevos gobiernos que surjan de los procesos electorales en curso), como el devenir del proceso globalizador, constituirán  datos de la realidad que deriven  en nuevas oportunidades, pero también en nuevas tensiones.   En un proceso de globalización que se presenta mucho menos homogéneo que en el momento en que surge el MERCOSUR, América del Sur puede ensayar una inserción internacional con relativa autonomía, pero una política “regionalista” sobre la base de una comunidad construida con la participación de países hermanos que tienen   prácticamente las mismas carencias (escasez de capitales, desarrollo industrial  endeble, etc) resulta a ojos vistas insuficiente. Esto sin dudas expresa los desafíos que MERCOSUR tiene por delante después de casi una década de integración vecinal endógena. 

En el plano de lo político y social, el PMSS participó  en la construcción algunos avances tales como:

  • la creación de la  Reunión de Ministros y Autoridades de Desarrollo Social del MERCOSUR y Estados Asociados (Florianópolis 2000) que  inició un proceso tendiente a construir una agenda común de temas sociales prioritarios y la coordinación de políticas de desarrollo social en la región; 
  • la creación del Instituto social del MERCOSUR (Asunción 2007) y su concreción (Asunción 2009) como una instancia técnica permanente de investigación en el campo de las políticas sociales e implementación de las líneas estratégicas, aprobadas por la Reunión de Ministros y Autoridades de Desarrollo Social del MERCOSUR (RMADS), con miras a contribuir a la consolidación de la dimensión social como un eje central en el proceso de integración del MERCOSUR.
  • la constitución del PARLASUR (2006) como sustituto de la Comisión Parlamentaria Conjunta,  y como órgano representativo  de los intereses de los ciudadanos de los Estados partes, cuyos objetivos son los de contribuir al fortalecimiento de la democracia, la participación,  la representatividad, la transparencia y la legitimidad social en el proceso de integración y sus normas. 
  • la elaboración de un Plan Estratégico de Acción Social (Montevideo 2009) y su aprobación (Foz de Iguazú -2010) como un mecanismo para “combatir las desigualdades sociales y garantizar los derechos humanos, económicos sociales y culturales, especialmente de la población más vulnerable” 
  • la creación del Alto Representante General del MERCOSUR (Foz de Iguazú 2010) como órgano del Consejo del Mercado Común (CMC), cuya función, entre otras, es la de presentar  al CMC y al GMC, según sea el caso, propuestas vinculadas al proceso de integración del MERCOSUR, incluyendo los Estados Asociados, relacionadas con las siguientes áreas: salud, educación, justicia, cultura, empleo y seguridad social, vivienda, desarrollo urbano, agricultura familiar, género, combate a la pobreza y a la desigualdad, así como otros de carácter social;
  • la iniciativa de establecer un plan de acción para la conformación progresiva de un Estatuto de Ciudadanía del MERCOSUR que estará  integrado por un conjunto de derechos fundamentales y beneficios para los nacionales de los Estados Partes del MERCOSUR y se conformará en base, entre otros, a los siguientes objetivos:  Implementación de una política de libre circulación de personas en la región.- Igualdad de derechos y libertades civiles, sociales, culturales y económicas para los nacionales de los Estados Partes del MERCOSUR.- Igualdad de condiciones de acceso al trabajo, a la salud y a la educación.
  • la creación de la Unidad de Apoyo a la Participación Social (UPS) en el ámbito del Alto Representante General del MERCOSUR (Foz de Iguazú 2010) que trabajará en coordinación con las instancias del MERCOSUR en el área social, en particular con la Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Desarrollo Social, con el Instituto Social del MERCOSUR y con la Comisión de Coordinación de Ministros de Asuntos Sociales, por medio del Alto Representante General del MERCOSUR; cuyas funciones serán: actuar como un canal institucional de diálogo del MERCOSUR con la sociedad y los movimientos sociales, apoyar la organización de la Cumbre Social del MERCOSUR, financiar la participación social en eventos y actividades del MERCOSUR y mantener un registro de organizaciones y movimientos sociales  de los Estados partes
  • La aprobación de un Plan de acción del sector educativo del MERCOSUR 2011-2015 donde el CMC decide: Conformar un espacio educativo común, a través de la concertación de políticas que articulen la educación con el proceso de integración del MERCOSUR, estimulando la movilidad, el intercambio y la formación de una identidad y ciudadanía regional, con el objeto de lograr una educación de calidad para todos, con atención especial a los sectores más vulnerables en un proceso de desarrollo con justicia social y respeto a la diversidad cultural de los pueblos de la región.

No obstante estos logros, y si bien es evidente que en el discurso de los gobiernos, se ha avanzado en la definición del MERCOSUR como  un proceso de integración que incorpora no solo la dimensión económico-comercial, sino también la política, social y cultural; no resulta menos evidente que la institucionalidad construida hasta aquí, tiene dificultades para expresarse en medidas de aplicación concreta. De hecho mucha de estas instituciones no funciona plenamente,  y si lo hacen, no alcanzan a plasmarse en resultados que adquieran una significación y una visualización real para las sociedades de los países involucrados. Las cumbres sociales que en un principio significaron un espacio importante para el encuentro y para la discusión sobre la integración con participación de las organizaciones sociales, han ido perdiendo fuerza en tanto no han servido para que las propuestas de la sociedad civil se traduzcan en respuestas concretas a sus demandas. Por otra parte el formato mismo de las actividades desarrolladas en ese marco, parece estar agotado.  

Para el PMSS la integración regional es ante todo, una posibilidad de concreción de aspiraciones históricas de los pueblos del continente y que hoy – más allá de sus dificultades- forman parte también de las aspiraciones de la mayoría de los gobiernos del Sur del continente que a partir de una convergencia  de intereses están desafiados a construir opciones para alcanzar una mayor inserción en la globalización y desarrollar políticas de cooperación y asociación. 

Para nosotros la integración es un camino para alcanzar metas políticas, económicas, sociales y culturales que se proponen los países. A principios de la década de 1990, América Latina inició un periodo de un nuevo regionalismo caracterizados por una lógica de liberalización comercial donde el eje de la integración era el comercio, el ascenso de gobiernos progresistas en la región abrió una nueva fase en la integración latinoamericana, que hoy se propone revisar las ideas tradicionales de integración gestadas dentro del marco del “Consenso de Washington”.

En la actualidad el desafío es pensar la integración también como una herramienta para hacer frente a la difícil coyuntura provocada, principalmente, por el comportamiento especulativo de los mercados mundiales y la crisis financiera internacional. El sistema internacional se encuentra en un acelerado proceso de cambios globales que se manifiesta en la incertidumbre que genera la evidencia de que ningún Estado, por más poderoso que sea, puede administrar el sistema internacional. Las amenazas transnacionales, que supone esta realidad para nuestros países,  requieren sin dudas de respuestas de carácter multilateral, y el mayor desafío tal vez sea poder construirlas con la participación activa de nuestros pueblos. El PMSS pretende contribuir en este sentido y es desde esa búsqueda que planteamos estos debates.